Vivir con un fuego abrasador mientras el frío arruga la ciudad.
Pensar que el mundo se acaba cuando estás a punto de nacer.
Mirar con esperanza el despuntar del alba mientras unos ojos se cierran en la oscuridad.
Amar con pasión justo en el mimo momento en el que alguien piensa en el final.
Pintar de blanco el pasado cuando el futuro se viste de negro.
Reír a mandíbula batiente por cualquier fruslería a la vez que el quebranto te parte por la mitad.
Llenarse de motivos y de argumentos cuando el desencanto gana enteros frente a la razón.
Dar toneladas de consejos a la vez que erramos inexorablemente por sistema.
Entregar la vida entera mientras la compactadora de archivos inservibles hace su trabajo.
Vivir, en definitiva, a contracorriente mientras la incoherencia se adueña de la razón.
