La Generación De Los 80


· La generación del tío.

· Del “si es que te lo dije”.

· Y del dabuten. 

· “¿Chicas? Qué es eso?” 
 
· También la del guay del Paraguay. 

· Del “los tangas solo existen en las películas porno”. 

· Del pringao. 

· De recordar lo de “eso no me lo dices en la calle”. 

· De los sarasas. 

· La generación de la jeringuilla en el parque. 

· Por supuesto del novato. 

· Del SiDa NoDa. 

· Y del tolay, por favor. 

· Del helicóptero del Tulipán. 

· De los Pirris infinitos. 

· Los del negro del Cola-Cao.

· Sí, de la mierda del EGB.

· Y la del tronco. 

· Los que tuvieron a Petete, Yupi o Espinete como referentes. Así nos va.

· Del “yo soy mejor que tú”.

· Los que saltaron de la gallina Caponata a Robocop, Knight Rider, Terminator o los Gremlins sin paracaídas. Nada volvió a ser lo mismo.

· La del pariolo.

· La que nació con el logo antiguo de Adidas. Sí, ese que ahora ha sustituido al truño que inventaron para sustituirlo.

· La de los niños todo el día tirados en la calle.

· La de los profesores que se repetían más que un petit-suisse de chorizo.

· Los que sobrevivieron a la gentuza y a la chusma de la peor catadura.

· La de los que vivíamos felices a pesar de todo.

· Los de la ñorda.

· La de los que sufrían amenazas, acoso y extorsión por afición y ni sabíamos lo que era el bulling, solo que el que te lo había hecho era más listo que tú y que si te quejabas eras un llorón y un chota.

· “¡Anda, los Donuts!”

· De la época en la que la calle enseñaba. Eso sí, sin cariño.

· Los que pudimos dormir tranquilos sin ver al oso de Bimbo con esa extraña expresión que tiene ahora. 

· Del “te voy a partir la boca”.

· Los de Mimosín, que también era otro que tal baila.

· De la versión 8 bits.

· Los de Mr. Proper. Un mago.

· Del apagón multimedia.

· Los del Príncipe de Beukelaer verdadero.

· Aquellos del fracaso inexorable.

· Los del fútbol de verdad.

· Los del tiempo en el que la realidad era una hostia en la cara cuando abrías los ojos para mirar.

· La de los privilegiados que disfrutaron de Jordan.

· De las orejas de burro.

· La de los que hoy tenemos 40 y vemos a chavales que se gastan 200 euros en una zapatillas Air Jordan sin que ni siquiera sepan que el baloncesto es un deporte que consiste en botar un balón y meterlo en una cesta.

· De las zapatillas Tórtola.

· Del tiempo en el que era tan socorrido dejarte por imposible si no sabías aunque no te hubiesen enseñado.

· De Galerías Preciados.

· De la familia de mierda.

· De las universidades vacías.

· Del te acuso porque sí.

· De los Almacenes Arias.

· La del “niño, ve a por tabaco”.

· Del Sepu.

· La del “nos vamos para el pueblo”.

· Del tiempo perdido.

· “Y después a Gandía”.

· La de “niño, ve a por tres huevos y que te lo apunten en la cuenta”.

· “A Torremolinos”.

· De las chapas. 

· La del vermut.

· De la peonza.

· La de los niños apurando los vasos de cerveza en la tasca.

· De las canicas.

· La de los bares atestados con los cristales empañados.

· De los tahúres que robaban cromos con las cartas.

· La de los capullos que se comieron la última mili de los cojones.

· La que mamó del machismo más rancio.

· Los que empezamos a darnos cuenta de que todos los dibujos no eran para niños.

· La de “si te haces objetor eres un apátrida y, además, para acabar limpiando el culo a los viejos”.

· Aquella en que todavía se vibraba con el ciclismo.

· Somos los que inventamos la bollería industrial.

· Sí, esa que también disfrutaba del boxeo.

· Y esa misma que no insultaba a los toreros.

· La que vivió la gestación del espectro político más aberrante de todos los tiempos.

· La que después de ser apátridas hoy vemos como catalanes y vascos no quieren ser españoles. 

· La de los niños que no éramos bonitos de pequeños.

· La de los que tomaban la comunión por los regalos.

· Esa en la que muchos quedaban en grupo para hacerse pajas.

· La del miedo eterno.

· La de masacrar al diferente.

· La que como icono tiene una nariz derramando sangre.

· Tal vez la misma por la que se colaba un gusano. 

· Esa que tiene la movida por bandera y no sabe ni lo qué significó. Y mejor así.

· La de “pudimos llegar lejos para finalmente quedarnos varados en medio de la nada”.

· La de las afueras.

· La del me aburro. Bueno, eso todas.

· La del “yo con tu edad estaba trabajando”.

· Aquella en la que te dejaban por imposible porque sí o esa misma en la que molabas también porque sí.

· La de la falta de esperanza.

· La de los marginados.

· La que siempre pensó que el arte es para los ricos.

· Aquella tan clasista y chabacana.

· La que no conoce los valores.

· La de los fachas.

· Ni la ética.

· La de los progres.

· Ni la moral.

· La de los supervivientes.

· La de los que crearon la depresión.

· La de los que no sabían si íbamos o veníamos.

· La de los mismos que se venían arriba sin motivo.

· La misma que estaba rodeada por un montón de cosas que tenían nombre de fecha y no sabíamos ni tan siquiera lo que conmemoraban esas datas.

· La de los que pensábamos que los viejos habían nacido así.

· La que tenía una perspectiva infinitamente errada.

· La del racismo dormido.

· La de los que hoy, por todo lo que vivimos, está preparada para cualquier cosa.

· La de los que hoy, después de todo, nos toca ser unos padres mejores que los que tuvimos.

· La de los que hoy, por honor, tendremos que ser los abuelos que tengan que modificar un tanto las batallitas que contemos a nuestros nietos.

· La que no tuvo época de tránsito entre Nino Bravo o Roberto Carlos y Michael Jackson o David Bowie.

· La del “vamos que nos vamos”.

· “¿Inglés? ¿Qué es eso?”

· La del vinilo.

· “¿Informática? ¿Mande?”

· Los de la cassette de TDK.

· Y los que grabábamos de la radio con las TDK. Sí.

· Los de las videocámaras de mierda.

· Y que luego se quedaban enredadas en nuestro walkman.

· Los que reventamos la música en formato físico. Se hizo lo que se pudo.

· Los que convertimos discotecas en antros de perversión y tugurios de mala muerte. Hicimos mucho por la música, ya te digo.

· Sobrevivimos a la movida. La música y nosotros.

· La que conoció las Aspirinas para niños.

· Del UHF.

· Y de la carta de ajuste. Nunca supimos lo que era esa mamonada.

· Los de la melancolía.

· Los frívolos.

· Los de la nostalgia. Aquí estamos.

· Esos que hicieron que hoy estén aquí los del Fortnite.

· Y los del WhatsApp.

· Aquellos que seguramente no lo hicieron todo tan mal.

· Los de la generación perdida en todo caso.

· Los que saludaban a los Seat 600.

· Los del pelopincho.

· La de los que vivían sin móvil.

· Y sin internet.

· Los que siempre estaban con el cura en la boca.

· Y con lo de que tu padre que está más no sé qué.

· La de los que para ver a un extranjero tenían que encender la tele.

· Aquella de los lectores del Súper Pop.

· Los descendientes directos del landismo.

· Los que asistimos al génesis en forma de no puedor.

· La de los que ni siquiera sabían lo que era una franquicia.

· Los que vivieron aquellos malos tiempos para la lírica.

· Los que tuvimos que aprender deprisa.

· La de los pioneros en un sinfín de escenarios.

· Aquellos a los que dieron una democracia sin instrucciones.

· La del inglés de Vallecas.

· Y la del ordenador es para jugar.

· Los del si te he visto no me acuerdo.

· Los que nunca entendieron el verdadero significado de la palabra amistad.

· Los que nos creímos que en el 2020 iríamos en nave por la M40.

· Los de Aiwa.

· Y los de IBM.

· Incluso los de ITT antes de ser Nokia.

· Cuidado, y los de Ericsson antes de que Sony se la zampase.

· Los que ahora pueden decir que esos de Sony hacían más que consolas.

· Los que comían salchichas Purlom.

· De los videoclubs.

· Del Naranjito.

· Los de las botellas retornables.

· Los que a la casa le llamábamos keli.

· Y a la calle ruin.

· También los que usábamos lo de “córtate una cala”.

· Los que echábamos la raba.

· Y los que escampábamos.

· También se echaba la pota y algunas cosillas más.

· Esos que enumeraban las ocasiones por bazas. 

· Los rajaos. 

· La que utilizaba a Perry hasta en la sopa.

· Y al bueno de Peter.

· También los felichones.

· La de los sobrenombres para las cosas más cochinas.

· Esa que alteraba la acentuación de los nombres propios en plan libre albedrio.

· La de todo el mundo es mi primo.

· Los que asistimos al germen de los chinos con aquellas emblemáticas tiendas de 20 duros que luego pasarían a sus manos.

· La de los rastrillucos y baratillos.

· Los que vieron desaparecer las legendarias tiendas de frutos secos al ser devoradas por los badulaques de los chinorris.

· Los que solo podíamos comer un Whopper o un Happy Meal si íbamos a Sol.

· Los que sabemos de primera mano que los chinos no inventaron nada.

· La de los andobas que vivían más a gusto que un arbusto sin las puñeteras tarjetas de puntos o de fidelidad.

· La que vio al Real Madrid anunciar quesitos en su camiseta.

· Los del chorizo pamplonica.

· La de los desgraciaditos del mote a todo quisque.

· La que creció con las vecindonas en los rellanos.

· La de los pobretys.

· Y los tipejos en el bar.

· Los del Porrymans sin menta.

· La que obraba milagros para ser feliz en ocasiones.

· Esa que no pasará a la historia.

· Los del Discoplay.

· Y Madrid Rock.

· La de los churricos por la mañana.

· Esa que coleccionaba cromos con el AS.

· Los del “¿se baja el Jose?”.

· Los de la mortadela de Mickey Mouse.

· Los que estábamos más buenos que el pan.

· Aunque nos atiborrásemos de leche, cacao, avellanas y azúcar.

· Gracias una vez más al moreno del cacao, aunque esté más finiquitado que el ídem.

· Y al señor Juan Valdés.

· Y al del detergente Colon, más conocido que el propio descubridor homónimo en aquellos tiempos.

· Con Puntomatic todo fue distinto.

· Y con Lagarto ni te cuento.

· Los que se acojonaron cuando vieron las cuchillas que utilizaban nuestros padres para afeitarse.

· Los notas que conocían más Vietnam que la provincia de Toledo.

· Los de Mortadelo y Filemón.

Pues mucho más y nada menos. 

Creado por Santiago Schwarz, alter ego de José Bardantia en diciembre del 2019.