· La generación del tío.
· Del “si es que te lo dije”.
· Y del dabuten.
· “¿Chicas? Qué es eso?”
· También la del guay del Paraguay.
· Del “los tangas solo existen en las películas porno”.
· Del pringao.
· De recordar lo de “eso no me lo dices en la calle”.
· De los sarasas.
· La generación de la jeringuilla en el parque.
· Por supuesto del novato.
· Del SiDa NoDa.
· Y del tolay, por favor.
· Del helicóptero del Tulipán.
· De los Pirris infinitos.
· Los del negro del Cola-Cao.
· Sí, de la mierda del EGB.
· Y la del tronco.
· Los que tuvieron a Petete, Yupi o Espinete como referentes. Así nos va.
· Del “yo soy mejor que tú”.
· Los que saltaron de la gallina Caponata a Robocop, Knight Rider, Terminator o los Gremlins sin paracaídas. Nada volvió a ser lo mismo.
· La del pariolo.
· La que nació con el logo antiguo de Adidas. Sí, ese que ahora ha sustituido al truño que inventaron para sustituirlo.
· La de los niños todo el día tirados en la calle.
· La de los profesores que se repetían más que un petit-suisse de chorizo.
· Los que sobrevivieron a la gentuza y a la chusma de la peor catadura.
· La de los que vivíamos felices a pesar de todo.
· Los de la ñorda.
· La de los que sufrían amenazas, acoso y extorsión por afición y ni sabíamos lo que era el bulling, solo que el que te lo había hecho era más listo que tú y que si te quejabas eras un llorón y un chota.
· “¡Anda, los Donuts!”
· De la época en la que la calle enseñaba. Eso sí, sin cariño.
· Los que pudimos dormir tranquilos sin ver al oso de Bimbo con esa extraña expresión que tiene ahora.
· Del “te voy a partir la boca”.
· Los de Mimosín, que también era otro que tal baila.
· De la versión 8 bits.
· Los de Mr. Proper. Un mago.
· Del apagón multimedia.
· Los del Príncipe de Beukelaer verdadero.
· Aquellos del fracaso inexorable.
· Los del fútbol de verdad.
· Los del tiempo en el que la realidad era una hostia en la cara cuando abrías los ojos para mirar.
· La de los privilegiados que disfrutaron de Jordan.
· De las orejas de burro.
· La de los que hoy tenemos 40 y vemos a chavales que se gastan 200 euros en una zapatillas Air Jordan sin que ni siquiera sepan que el baloncesto es un deporte que consiste en botar un balón y meterlo en una cesta.
· De las zapatillas Tórtola.
· Del tiempo en el que era tan socorrido dejarte por imposible si no sabías aunque no te hubiesen enseñado.
· De Galerías Preciados.
· De la familia de mierda.
· De las universidades vacías.
· Del te acuso porque sí.
· De los Almacenes Arias.
· La del “niño, ve a por tabaco”.
· Del Sepu.
· La del “nos vamos para el pueblo”.
· Del tiempo perdido.
· “Y después a Gandía”.
· La de “niño, ve a por tres huevos y que te lo apunten en la cuenta”.
· “A Torremolinos”.
· De las chapas.
· La del vermut.
· De la peonza.
· La de los niños apurando los vasos de cerveza en la tasca.
· De las canicas.
· La de los bares atestados con los cristales empañados.
· De los tahúres que robaban cromos con las cartas.
· La de los capullos que se comieron la última mili de los cojones.
· La que mamó del machismo más rancio.
· Los que empezamos a darnos cuenta de que todos los dibujos no eran para niños.
· La de “si te haces objetor eres un apátrida y, además, para acabar limpiando el culo a los viejos”.
· Aquella en que todavía se vibraba con el ciclismo.
· Somos los que inventamos la bollería industrial.
· Sí, esa que también disfrutaba del boxeo.
· Y esa misma que no insultaba a los toreros.
· La que vivió la gestación del espectro político más aberrante de todos los tiempos.
· La que después de ser apátridas hoy vemos como catalanes y vascos no quieren ser españoles.
· La de los niños que no éramos bonitos de pequeños.
· La de los que tomaban la comunión por los regalos.
· Esa en la que muchos quedaban en grupo para hacerse pajas.
· La del miedo eterno.
· La de masacrar al diferente.
· La que como icono tiene una nariz derramando sangre.
· Tal vez la misma por la que se colaba un gusano.
· Esa que tiene la movida por bandera y no sabe ni lo qué significó. Y mejor así.
· La de “pudimos llegar lejos para finalmente quedarnos varados en medio de la nada”.
· La de las afueras.
· La del me aburro. Bueno, eso todas.
· La del “yo con tu edad estaba trabajando”.
· Aquella en la que te dejaban por imposible porque sí o esa misma en la que molabas también porque sí.
· La de la falta de esperanza.
· La de los marginados.
· La que siempre pensó que el arte es para los ricos.
· Aquella tan clasista y chabacana.
· La que no conoce los valores.
· La de los fachas.
· Ni la ética.
· La de los progres.
· Ni la moral.
· La de los supervivientes.
· La de los que crearon la depresión.
· La de los que no sabían si íbamos o veníamos.
· La de los mismos que se venían arriba sin motivo.
· La misma que estaba rodeada por un montón de cosas que tenían nombre de fecha y no sabíamos ni tan siquiera lo que conmemoraban esas datas.
· La de los que pensábamos que los viejos habían nacido así.
· La que tenía una perspectiva infinitamente errada.
· La del racismo dormido.
· La de los que hoy, por todo lo que vivimos, está preparada para cualquier cosa.
· La de los que hoy, después de todo, nos toca ser unos padres mejores que los que tuvimos.
· La de los que hoy, por honor, tendremos que ser los abuelos que tengan que modificar un tanto las batallitas que contemos a nuestros nietos.
· La que no tuvo época de tránsito entre Nino Bravo o Roberto Carlos y Michael Jackson o David Bowie.
· La del “vamos que nos vamos”.
· “¿Inglés? ¿Qué es eso?”
· La del vinilo.
· “¿Informática? ¿Mande?”
· Los de la cassette de TDK.
· Y los que grabábamos de la radio con las TDK. Sí.
· Los de las videocámaras de mierda.
· Y que luego se quedaban enredadas en nuestro walkman.
· Los que reventamos la música en formato físico. Se hizo lo que se pudo.
· Los que convertimos discotecas en antros de perversión y tugurios de mala muerte. Hicimos mucho por la música, ya te digo.
· Sobrevivimos a la movida. La música y nosotros.
· La que conoció las Aspirinas para niños.
· Del UHF.
· Y de la carta de ajuste. Nunca supimos lo que era esa mamonada.
· Los de la melancolía.
· Los frívolos.
· Los de la nostalgia. Aquí estamos.
· Esos que hicieron que hoy estén aquí los del Fortnite.
· Y los del WhatsApp.
· Aquellos que seguramente no lo hicieron todo tan mal.
· Los de la generación perdida en todo caso.
· Los que saludaban a los Seat 600.
· Los del pelopincho.
· La de los que vivían sin móvil.
· Y sin internet.
· Los que siempre estaban con el cura en la boca.
· Y con lo de que tu padre que está más no sé qué.
· La de los que para ver a un extranjero tenían que encender la tele.
· Aquella de los lectores del Súper Pop.
· Los descendientes directos del landismo.
· Los que asistimos al génesis en forma de no puedor.
· La de los que ni siquiera sabían lo que era una franquicia.
· Los que vivieron aquellos malos tiempos para la lírica.
· Los que tuvimos que aprender deprisa.
· La de los pioneros en un sinfín de escenarios.
· Aquellos a los que dieron una democracia sin instrucciones.
· La del inglés de Vallecas.
· Y la del ordenador es para jugar.
· Los del si te he visto no me acuerdo.
· Los que nunca entendieron el verdadero significado de la palabra amistad.
· Los que nos creímos que en el 2020 iríamos en nave por la M40.
· Los de Aiwa.
· Y los de IBM.
· Incluso los de ITT antes de ser Nokia.
· Cuidado, y los de Ericsson antes de que Sony se la zampase.
· Los que ahora pueden decir que esos de Sony hacían más que consolas.
· Los que comían salchichas Purlom.
· De los videoclubs.
· Del Naranjito.
· Los de las botellas retornables.
· Los que a la casa le llamábamos keli.
· Y a la calle ruin.
· También los que usábamos lo de “córtate una cala”.
· Los que echábamos la raba.
· Y los que escampábamos.
· También se echaba la pota y algunas cosillas más.
· Esos que enumeraban las ocasiones por bazas.
· Los rajaos.
· La que utilizaba a Perry hasta en la sopa.
· Y al bueno de Peter.
· También los felichones.
· La de los sobrenombres para las cosas más cochinas.
· Esa que alteraba la acentuación de los nombres propios en plan libre albedrio.
· La de todo el mundo es mi primo.
· Los que asistimos al germen de los chinos con aquellas emblemáticas tiendas de 20 duros que luego pasarían a sus manos.
· La de los rastrillucos y baratillos.
· Los que vieron desaparecer las legendarias tiendas de frutos secos al ser devoradas por los badulaques de los chinorris.
· Los que solo podíamos comer un Whopper o un Happy Meal si íbamos a Sol.
· Los que sabemos de primera mano que los chinos no inventaron nada.
· La de los andobas que vivían más a gusto que un arbusto sin las puñeteras tarjetas de puntos o de fidelidad.
· La que vio al Real Madrid anunciar quesitos en su camiseta.
· Los del chorizo pamplonica.
· La de los desgraciaditos del mote a todo quisque.
· La que creció con las vecindonas en los rellanos.
· La de los pobretys.
· Y los tipejos en el bar.
· Los del Porrymans sin menta.
· La que obraba milagros para ser feliz en ocasiones.
· Esa que no pasará a la historia.
· Los del Discoplay.
· Y Madrid Rock.
· La de los churricos por la mañana.
· Esa que coleccionaba cromos con el AS.
· Los del “¿se baja el Jose?”.
· Los de la mortadela de Mickey Mouse.
· Los que estábamos más buenos que el pan.
· Aunque nos atiborrásemos de leche, cacao, avellanas y azúcar.
· Gracias una vez más al moreno del cacao, aunque esté más finiquitado que el ídem.
· Y al señor Juan Valdés.
· Y al del detergente Colon, más conocido que el propio descubridor homónimo en aquellos tiempos.
· Con Puntomatic todo fue distinto.
· Y con Lagarto ni te cuento.
· Los que se acojonaron cuando vieron las cuchillas que utilizaban nuestros padres para afeitarse.
· Los notas que conocían más Vietnam que la provincia de Toledo.
· Los de Mortadelo y Filemón.
Pues mucho más y nada menos.
Creado por Santiago Schwarz, alter ego de José Bardantia en diciembre del 2019.