Ergaster


El camino que no tiene fin 

Un día encontrará un lugar donde poder morar 

Aunque parezca gris 

Sin ni siquiera pensar que tal vez sea un mal lugar 


Y todo se vestirá de ti

De tu esencia y de tu amor

De aquello que siempre quise para mí

De un futuro que tiene aspecto de rosa en flor


Pero las mañanas un día supieron que te perdí 

Antes incluso de que notará tu ausencia 

Justo en el momento en el que de ti aprendí 

Quizás por defecto y por la propia inercia 


Y entonces el camino ni siquiera será baladí

Ahora será torpe y desidioso

Sin esperanza ni frenesí

Deseando tu vuelta siendo frugal y tenebroso.

Waiting In Ronkonkoma


Solo recordaba que no sabía nada. Como los demás, completaba la rutina de los trayectos leyendo (las pocas), pensando (las menos), engullendo, disimulando vagidos o simplemente bostezando. Aquello no podía seguir así, el encefalograma plano empezó a gruñir y se puso en pie de guerra abriendo una contienda de una virulencia inusitada. Como la guarnición retadora era considerablemente más poderosa que su pundonor y su conciencia, dejó a un lado la bravura y la gallardía para enarbolar la bandera blanca y así no tener que acusar más bajas. Desde aquel día, la mente abrió sus fronteras, ocupó todos sus territorios y tiranizó sus movimientos con censura y radicalismo por partes iguales. Ni los fundamentalistas ni los partisanos pudieron mostrar su discordancia. A partir de aquel día, como un maniaco, se dispuso a escrutar a todo el que se sentase frente a él dejando de este modo aquello de perder un tiempo tan valioso como el que se le iba en los malditos desplazamientos diarios. El resto fue un simple evolucionar hasta un punto en el que incluso diseñó estrategias, tácticas y misiones de alto rango dignas de un escuadrón militar de élite. Tanto fue así que incluso engarzó un itinerario minucioso en el que cambiaba de posición para no perder ninguna perspectiva y así cubrir un campo de aspiración más amplio teniendo de este modo más rostros que desgranar. Ya dentro del trabajo a pie de obra alguna gente le sorprendió, muchos le hicieron reír y varios le hicieron llorar. También hubo los que daban miedo, los que ocultaban realidades y mentiras y, por supuesto, los que, como él, simplemente tenían los pensamientos en blanco. Más de una vez dejó pasar su parada para seguir analizando alguna personalidad que tenía miga. Ciertas miradas desafiantes le causaron ciertos problemas al principio, por lo que optó por ir con gafas de sol aunque fuesen las tres de la mañana. No era raro en él hacerse el invidente. Su tarea estaba libre de desidias, objetos sexuales, intereses culturales, tendencias o cualquier otro matiz, aquello simplemente se convirtió en un hábito de vida y en su única obsesión, una obsesión que, tal vez, no fuese a ningún lado, pero que, bien visto, podría reportarle incluso valor académico y repercusión literaria. La inspiración fluía en aquellos rostros: los de las Juanis, el del ejecutivo trasnochado, aquel de la señora que cogía el metro para comprar en el barrio donde vivía hace 17 años aunque estuviese a quince estaciones de distancia, el del chulazo que miraba por encima del hombro a todo quisque para disimular su falta de ego causada por la microfalosomía, el que venía de hacer una fechoría, los de aquellos que no sabían qué iban a encontrar en casa, los de las aspiraciones… Es cierto, algunas veces se abrumaba pensando en la cantidad ingente de trabajo que tenía por delante. Cuando una faz se repetía era como si pasasen anuncios, entonces había que devolver la película al videoclub o directamente reclamar. Cuántas veces pensó que se estaba volviendo loco, pero cuando una mirada le arrebataba el corazón, cuando una fugacidad le abría la intimidad de un desconocido, cuando el mar rompía olas en el vagón a través de los ojos de un adolescente o cuando simplemente unos ojos se desgarraban y dejaban rodar una lagrima tras las lentes sentía que todo merecía la pena y que, efectivamente, su lucha tenía sentido.

Déjà vu


Cogió el tren nada más nacer y jamás volvió a salir de él. No es que tuviese una cama al lado de la cabina del conductor o que entre la catenaria y el techo hubiese un horno donde hacer tartas para celebrar su cumpleaños, pero es así: nunca salió del tren. Los interventores, guardias de seguridad y demás empleados se habían convertido en su familia y los viajeros en los amigos pesados que vienen todos los días a comer a casa. Estando dormido, de pie y con la única asistencia de un adiposo asidero, pasaban por su mente trenes cargados de ilusiones, desesperanzas, miedos y alegrías.

¿Eran realmente trenes o la sensación de vivir un eterno día de la marmota?

La Vida Es Una Mierda


Porque sí. 

Porque no es mejor.

Porque saca lo peor de mí.

Porque siempre todo da pavor.

Principalmente por ti.

Porque todo es un error.

Porque me aburro aquí.

Porque me abruma el terror.

Porque me aterra lo que vi.

Básicamente porque es un horror.

Porque no quiero ser así.

Porque va de Guatemala a Guatepeor.

Porque ya te perdí.

Porque está llena de rencor.

Y sobre todo porque huele mal… y no consigo ser feliz.

Próxima Estación: Chueca


Como cada mañana, departo animosamente con Pablo. No sé desde cuándo esto es así, mas si puedo recordar vivamente como mis primeros meses en este lugar estuvieron presididos por el silencio y el anonimato. Con Pablo todo es distinto, ya no me fijo en cosas absurdas que antes eran foco de atención o en detalles triviales que incluso en ciertos momentos me llegaron a incomodar. Siempre hay algo de lo que hablar, algo que compartir, muchas cosas para estar de acuerdo… Pablo es, en definitiva, el amigo que siempre había querido tener. Cuando pienso en su amistad a veces me confundo creyendo que es más que eso, tanto que llego a sentir que es para mí como un hermano. Increíble empatía la que hemos forjado, no se sabe si por casualidad o no, lo que está claro es que no me podría arrepentir jamás del día en el que el destino me hizo estar cerca de él. Y es cierto, lo forcé, tuve un irreductible empeño por conocerle, por comprobar si en definitiva era lo que me imaginaba. Y es mucho más. Nunca lo pude imaginar, pero acabé por darme cuenta más pronto que tarde de que empecé a hablar con él porque realmente me gustaba. Mi primer sentimiento homosexual llegó justo a los 40, esa edad en la que parece que ya nada va a cambiar…

Descripción Incierta De La Belleza


No habría forma posible de enhebrar un texto correcto que siguiese un patrón fiel a lo que representaba, tampoco ayudaría una instantánea: ella era una definición dentro de una definición, una espiral de matices sobre un tapiz que usaba mil colores y rasgos distintos para conformar algo indescriptible y sobrenatural. Sin incurrir en lo ambiguo, peinaba cabellos de oro, aunque al día siguiente sería posible contemplarla con una enorme cola de caballo de un negro charol tan zaino como brillante. No necesitaba maquillaje, su expresión recogía todos los tonos naturales posibles de la fuerza del sol y los desparramaba por su rostro de forma camaleónica: un día aquí, otro allí... según la ocasión. Aquella mirada cambiaba de esencia, de humor y hasta de color, penetraba y se mostraba eternamente interesante, nunca igual que ayer, jamás encasillada bajo una oración que pudiera darle un nombre certero. De su boca emanaban expresiones de sensación como de las manos de un artista salen obras de arte... Podía regalar una melodía, un verso, un boceto... hasta un monumento. Precisamente alguno pensaría en ese sustantivo para darle cariz de adjetivo, pero seguramente siempre quedaría corto, sobre todo si tenemos en cuenta lo dicho y lo que quedaría por contar...

La M-40 Pasa Por Roma


El cielo luce su mejor sonrisa 

Hoy por fin te conocí 

El amor limpia mi camisa 

Hoy al fin estaré contigo 

Tu presencia es una alegre brisa 

Deseo fundirme a tu abrigo 

Solo hay paz, nada de prisa 

Tú eres mi único destino.